El exfoliante es uno de los productos estrella para el cuidado de nuestra piel. En todo ritual de belleza debemos aplicarlo, para tener la piel en óptimas condiciones.
Con la exfoliación, la piel puede realizar su proceso de regeneración celular correctamente, dando como resultado una dermis más oxigenada y humectada. De esta forma podemos suavizar manchas, marcas, arrugas, etc… y facilitar la perfecta penetración del resto de productos que aplicamos en nuestra rutina.
Aparte de los cuidados que se deben dedicar a diario a la piel del rostro y del cuerpo. Es también muy importante que te mimes periódicamente con un tratamiento de limpieza profunda y regeneración cutánea.
Uno de los productos más adecuados para este tipo de tratamientos es sin duda el exfoliante: una crema o gel que contiene pequeñas partículas sólidas que, al masajear la piel, eliminan las células muertas, dejando la piel regenerada y humectante . El poder suavizante suele estar dado por materiales naturales. Por ejemplo, cáscaras de avellana, almendra o coco, nueces de argán, sal o rubí en polvo como para el exfoliante facial y corporal de Oyuna.
Aplicar el exfoliante sobre la piel y masajear suavemente antes del enjuague es un tratamiento sumamente sencillo. Dura solo unos minutos y se puede realizar de forma segura en casa pero que aporta numerosos beneficios a la piel:
- Aporta luminosidad a la piel eliminando el polvo y las células muertas. Favorece la regeneración de los tejidos epidérmicos.
- Reactiva la circulación sanguínea y la oxigenación tisular. Hace que la piel sea más receptiva a los tratamientos cosméticos.
El exfoliante es, por tanto, un excelente tratamiento que se debe realizar una vez cada 7-10 tanto en la piel del rostro como en el cuerpo. Existen muchos tipos de exfoliantes en el mercado, es muy importante elegir el producto más adecuado según tu tipo de piel y la zona donde pretendes aplicar.